Llámame tímido del copón, pero me cuesta pedir algo a alguien que no conozco.
Así que este año voy a poner remedio a ese estúpido miedo.
Desde el 1 de enero de 2016, cada día me hago una foto con una persona desconocida.
El único requisito es que nunca antes hayamos coincidido o conversado.
Creo que con un simple selfie ganamos los dos. Yo intento sorprender y alegrar el día a esa persona, y ella sin saberlo me ayuda a superar un miedo.
Muchos días no me apetecerá fotografiarme con nadie y algunas personas se negarán, con todo el derecho del mundo, a hacerlo. Con lo cuál, esto promete.
Si no me rindo, al final del año guardaré un buen recuerdo de esas 366 personas, habré hecho nuevos amigos y tendré menos miedo a preguntar.
Y es bastante probable que esos pequeños detalles diarios me hagan más feliz.
Está claro: #UnSelfieLoCuraTodo