No hay manera. 88 días sin actualizar el blog. Casi como lo que dura una T-Jove. Bueno, visto así, no son tantos días. Suerte que escribir es más barato. O no.
En fin, que hoy actualizo por fin este espacio que tantas veces ha cambiado de color. Que tantos parones ha sufrido. Pero que aún sobrevive. No sé aún de qué va a tratar este post al que de momento no he puesto título. Sí sé que no hablaré de mis propósitos de 2015 ni tampoco haré balance de 2014. O sí, ya veremos.
Mientras escribo escucho la banda sonora de Breaking Bad. Recordaré 2014 por haber disfrutado como nunca lo hice con una serie gracias a Heisenberg y compañía. Mierda, he dicho que no haría balance del año pasado.
Justo detrás de mi ordenador tengo un cuadro con superhéroes jugando una partida de billar. En cierto modo creo que lo somos, los billaristas. Como todos los practicantes de deportes minoritarios sub-subvencionados, no olímpicos y no mediáticos. Lo que más feliz me ha hecho este año ha sido volver a competir, volver a sentir la presión al llegar a la negra, volver a temblar en las primeras partidas, volver a ganar y volver a perder. Joder, perdón, estoy haciendo balance otra vez.
Como sigo sin una idea clara de post, describiré más objetos que me rodean en el escritorio y que hablan de mí. A mi derecha, el último libro de Valentí Sanjuan: Lo que te hace grande. Lo empecé a leer la semana pasada. Qué pasada, señora. Los que lo seguís en YouTube y creéis que lo sabéis todo de él, estáis muy equivocados. Los que no lo conocéis, ahí tenéis su historia, sus carreras y sus locuras imperdibles. Habrá poca gente en este mundo con tanta fuerza de voluntad y cojones.
A mi izquierda, dos gadgets. Un Polar Loop que me regaló mi hermano hace poco. Además de reloj, me indica los pasos, las calorías y si duermo bien. Al parecer no mucho. No suelo pasar del 80{8c9b915fbf6f12551ffa1b16d89db8faa3555cdde133987868bd62e10645910d} de sueño reparador. El resto es sueño intranquilo. Seguramente porque doy mil vueltas a cualquier problema ínfimo. O quizás porque me gusta dormirme con el otro objeto tecnológico: el iPad. Dicen que es malo, pero ver vídeos de YouTube justo antes de dormir me relaja. Valentí, billar, monólogos o gatitos, tanto da.
Sabéis lo que hay detrás, lo de la derecha y lo de la izquierda. Falta lo más importante: lo que hay enfrente de la pantalla. Un tipo que es periodista o quiere serlo. Un menorquín que se busca la vida en Barcelona como tantos otros isleños. Un billarista que vuelve a disfrutar como cuando quedó campeón de España con 14 años. Un vendedor más de Decathlon. Un bloguero que abandona su blog 88 días pero que tarde o temprano vuelve. Vuelve a casa vuelve. Un inconformista. Ese soy yo.
Feliz 2015.
Por cierto, mañana me caduca la tarjeta. Así que ya tengo título: Lo que dura una T-Jove.