En diciembre de 2013 escribí, en caliente, este artículo (Pobres conductores de autobuses) nada más salir de un autobús en Sabadell. Sentí la necesidad de plasmar lo que había visto, un pequeño ejemplo de lo que ocurre demasiado a menudo en ese ecosistema lleno de individualismo y mala educación que es (o suele ser, hay excepciones claro) este transporte público en nuestro país.
La reflexión, más allá de liberarme, no llegó demasiado lejos. Pero meses más tarde, la magia de Internet y las redes resucitó esa crónica-denuncia. Alguien la compartió en este grupo de Facebook el 14 de julio y a partir de ahí buena parte de la comunidad de buseros y buseras, —muy activos online, por cierto—, descubrieron y viralizaron el texto.
Se convirtió en el artículo con más visitas y comentarios, de lejos, del blog. Sólo ese lunes 14 de julio lo leyeron más de 15.000 personas. Buseros y buseras de todas partes: Sevilla, Madrid, Vizcaya, Alicante, Barcelona, Sabadell o Canarias, donde al autobús lo llaman ‘guaguas’, como recordaba Ignacio Arvelo. Conductores de urbano, interurbano o de noche con más y menos experiencia. Algunos de ellos se molestaron incluso en dejar un comentario, la mayoría de agradecimiento.
“Muchas gracias por fijarte en nosotros”, escribía Esther. «Gracias por describir como nos sentimos», decía Francis. Buena parte de los comentarios iban en la misma línea: dar voz, iluminar, escuchar. En definitiva, ponerse en la piel del otro. La conclusión es clara: las personas, los colectivos —como el de buseros— necesitan sentirse arropadas, expresar sus problemas y ver que alguien está dispuesto a hacer algo porque dejen de serlo o, al menos, por combatir la invisibilidad.
Beatriz apuntaba una gran reflexión en otro comentario: “La gente tendria que ser consciente de que no somos adivinos y que nos pasamos todo el dia a contrarreloj; y creo que no cuesta tanto levantar la mano cuando llega tu autobús, dar un saludo al entrar, tener la tarjeta o el dinero preparado y avisar con tiempo en que parada quieres bajarte. No nos queda otra que llenarnos de paciencia y esperar a que las personas se den cuenta”. En definitiva, ponerse en la piel del otro. En el autobús, en la calle y en cualquier otro espacio colectivo.
El periodismo sirve para amplificar y denunciar este tipo de situaciones. Pero no nos engañemos. La solución no está en saber que pasa, sino en ponerle remedio. La responsabilidad es de todos. Espero que lo tengas en cuenta cada vez que cojas un autobús. Solo así los buseros dejarán de sentirse como otro tornillo más de la máquina.
Gracias por el comentario.
Si los usuarios/as de bus supieran a la cantidad de peligros y situaciones de riesgo a las que estan expuestos y que son evitadas por el conductor dia tras dia seguro que unos pocos mas saludarian al entrar.
Pongo varios ejemplos de los muchos que hay, como ese señor que ayuda a subir el carro de la compra a una anciana que sin saber como pierde el monedero y es el conductor el que destapa e ese carterista (ojo en los terminales de linea estamos solos). Evitar arrollar a esos amables ciclistas que te ven y no les importa ponerse delante del bus (ya frenara el bus y si se cae alguien no sere yo, eso deben pensar), sin decir taxistas, mudanzas, gente en bordillos, turistas haciendo fotos, otros conductores que van perdidos y un largo etc.. que solo con las horas de viajar en bus te das cuenta.
Aunque hay muchos usuarios/as que piensan que el conductor solo es la continuacion del volante, una pieza mas del bus, en la que descargar sus frustaciones diarias (que hoy dia son muchas) simplemente con un saludo ya tienen ganado al conductor.
Gracias y un saludo a todos los usuarios del transporte publico que cuando lean estas lineas se acuerden que el volante lo lleva una persona.
Yo también soy conductor de autobús y todo lo que comenta David es la realidad día a día, yo estoy escribiendo una especie de dosier de todo nuestro trabajo diario y es así como lo explica y mucho mas, yo voy por 40 paginas y seguiré, primero es todo lo que nos ocurre con los viajeros, luego con el trafico diario y por ultimo por parte de las empresas que la mayoría de ellas te dejan vendido, con unas normas que pretenden que cumplas tu pero que ojo como las cumples no te equivoques lo mas mínimo porque rápidamente te hacen un expediente. Y no quiero alargarme mas, gracias por personas como tu.