Xescu, hoy harás un directo en el bar. Tenemos que mostrar el lugar de los hechos. Si hay gente comiendo en la mesa objetivo, no lo dudes: diles que venimos de la tele y que desalojen un ratito. Sobre todo hay que mostrar dónde se sentaron Pablo y Albert, hay que hablar con los incondicionales del Tío Cuco y con la dueña. Que no se te escape este directo que es muy importante para nosotros. Suerte y recuerda que lo nuestro es el periodismo de calle.
No sé si son los espaguetis carbonara que acabo de comer o La Sexta Noticias, pero algo me ha sentado mal. Es de las pocas recetas que se me dan bien, así que será lo segundo. Puede que tu estómago también se haya removido si has visto la lección magistral de autobombo del informativo.
Me he terminado el platazo de pasta —hoy tampoco acerté la medida— y todavía estaban hablando del Salvados de ayer. Hasta el minuto 10 del telediario, un monográfico sobre el debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera en el bar Tío Cuco de Nou Barris: qué dijeron, qué discutieron, quién ganó y quién perdió, quién mira a menudo sus cuentas y quién no, quién ha pagado en negro alguna vez, cuánta gente vio el programa, qué les pareció a los que frecuentan el Tío Cuco, cómo está Cecilia…
El primer párrafo de este artículo es ficticio pero puede que represente lo que esta mañana se hablaba en el consejo de redacción de La Sexta Noticias. Porque cuando parecía que el monográfico llegaba a su fin, sorpresa: nos vamos en directo al bar del Tío Cuco para palpar la resaca del Salvados. Olé.
Efectivamente, Xescu nos ha mostrado en directo dónde se sentaron los protagonistas, hasta dónde llegaba la euforia de la dueña Cecilia porque ahora media España conoce su bar, cuáles son las opiniones de clientes habituales o incluso cómo son las nuevas cajas de cereales personalizadas con las caras de Pablo Iglesias y Albert Rivera. Todo eso en los 10 primeros minutos de telediario, los de la información dura, los de la estricta actualidad, los de las noticias más relevantes.
En fin.
El debate de ayer fue importante, interesante y necesario. Por sus protagonistas, por los temas que salieron, por el récord de audiencia (5’2 millones de espectadores) y por el lugar en el que se llevó a cabo. Pero este autobombo teatral, que ya se ha convertido en un clásico del periodismo televisivo, sobra. Y no nos hace ningún bien.
Sigo revuelto, así que voy a tomarme una manzanilla en el Tío Cuco. A poder ser en la mesa redonda. ¿Alguien se anima a debatir? No habrá cámaras.